Los niños de Ucrania secuestrados por Rusia
Por Belén López Garrido, para la Red de Periodismo de Investigación de la UER
Cientos de niños ucranianos están siendo trasladados a Rusia desde los territorios que ha ocupado en el este de Ucrania. El Kremlin dice que los están salvando, Kiev denuncia genocidio.
Apenas dos semanas después de que Rusia invadiera Ucrania, en febrero de 2022, el presidente Vladímir Putin se sentó en un majestuoso despacho del Kremlin, frente a su recién nombrada Comisionada para los Derechos de la Infancia, Maria Lvova-Belova.
El primer punto del orden del día trataba sobre las familias y los niños evacuados de la Ucrania oriental ocupada. Lvova-Belova explicó que ya habían llegado 1.090 huérfanos de instituciones estatales de acogida del Donbás y que ciudadanos rusos con "gran corazón" hacían cola para acogerlos.
Los menores con documentos estaban siendo registrados, dijo, y aquellos con ciudadanía rusa obtenida en el Donbás estaban siendo puestos bajo tutela temporal.
"¿Por qué sólo rusos? Ha de ser con cualquier ciudadanía", preguntó Putin, frunciendo el ceño. La defensora del menor empezó a explicar que había "retrasos legislativos" y él la interrumpió rápidamente: "Dígame cuáles y los eliminaremos".
Tres meses después, Putin firmó una ley que permitía la ciudadanía rusa por vía rápida a los niños de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, pero también del resto de Ucrania, facilitando la acogida de menores ucranianos por familias rusas y allanando el camino a la adopción permanente, en un país donde no está permitida la adopción de extranjeros.
Gobiernos de todo el mundo, ONG internacionales y la ONU han condenado esta práctica. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, declaró recientemente a Reuters que "en una situación de guerra, no se puede determinar si los niños tienen familia o tutela. Y, por tanto, hasta que eso no se aclare, no puedes darles otra nacionalidad ni hacer que los adopte otra familia. Así que está muy claro, lo hemos dicho, pero quiero repetirlo, esto es algo que está ocurriendo en Rusia y no debe ocurrir".
Un equipo de periodistas de varios medios de comunicación públicos europeos, bajo el paraguas de la Red de Periodismo de Investigación de la UER (Unión Europea de Radiodifusión), ha pasado semanas analizando docenas de vídeos de medios oficiales rusos y ha entrevistado a autoridades ucranianas, familiares y ONG internacionales.
Las solicitudes de entrevistas enviadas a la oficina de Maria Lvova-Belova y Andrey Vorobyov, gobernador de la región de Moscú, quedaron sin respuesta por parte de las autoridades rusas. A partir de todas las fuentes disponibles, se ha podido confirmar que, desde el comienzo de la guerra, al menos cientos de niños de las zonas ocupadas de Ucrania han sido llevados a Rusia para ser acogidos en familias o instituciones estatales o aún no han regresado de tratamientos médicos o campamentos de verano en territorio ruso que deberían haber terminado hace meses.
Lvova-Belova y las autoridades rusas presentan estos traslados de niños como un esfuerzo caritativo para salvarlos de los horrores de la guerra y darles una vida mejor que la que tenían antes. En los vídeos de propaganda y en los reportajes de la televisión estatal pueden verse aviones y trenes llenos de niños ucranianos desconcertados a su llegada a las ciudades rusas.
Los pequeños son recibidos con cestas de regalos y abrazos de adultos a los que nunca antes habían visto. Son sus futuros tutores, deseosos de facilitar su integración en la nueva "madre patria".
"Hay que ver cómo han cambiado en sólo un par de meses: alegres, brillantes, sonrientes", dijo Lvova-Belova en una ceremonia de naturalización celebrada en julio, en la que un grupo de niños recibió sus flamantes pasaportes rusos rojos. "Ahora que los niños se han convertido en ciudadanos rusos, la tutela temporal puede convertirse en permanente".
Moscú insiste en que los acogen en familias hasta encontrar a sus parientes, pero el gobierno ucraniano lleva meses denunciando que se trata de una campaña para deportar a la fuerza a miles de menores, en el contexto más amplio de otras atrocidades de la guerra. "Esto no es más que el genocidio del pueblo ucraniano a través de nuestros niños", afirma Daria Herasymchuk, Comisionada del gobierno ucraniano para los Derechos de la Infancia y la Rehabilitación. "Les secuestran, les cambian la nacionalidad, los dan en adopción bajo tutela, cometen violencia sexual y otros delitos. Matan, hieren a nuestros niños y les infligen lesiones psicológicas. Todo esto no son más que signos de genocidio. Por supuesto, los rusos no lo hacen, así que podemos encontrar rápida y fácilmente a los niños y devolverlos al territorio de Ucrania". Aunque Rusia y Ucrania han podido acordar el intercambio de prisioneros de guerra, durante el conflicto no se ha establecido hasta ahora ningún corredor verde para la evacuación de los niños de las zonas de combate.
Es imposible determinar el número exacto de menores no acompañados que han sido trasladados hasta ahora desde los territorios ucranianos bajo ocupación rusa a la Rusia continental u otras zonas. El único registro oficial de menores desaparecidos es el que lleva el gobierno ucraniano, pero también contiene datos de casos de menores que estaban con sus padres cuando desaparecieron. A finales de enero, este sitio web contenía nombres, fotos y fechas de nacimiento de casi 15.000 menores. Un total de 126 niños han sido devueltos a Ucrania, según la misma fuente, pero sólo cuando los padres u otros adultos que han podido localizarlos han reunido el valor y los recursos necesarios para entrar en Rusia, después de mucho tiempo, un viaje costoso y peligroso a través de frentes de batalla activos y varias fronteras.
"En nuestra opinión, el traslado forzoso de niños es claramente un crimen de guerra, pero también un crimen contra la humanidad, porque se lleva a cabo de forma generalizada y sistemática", afirma Reed Brody, veterano fiscal internacional especializado en crímenes de guerra y miembro de la Comisión Internacional de Juristas. Señala que será un reto para cualquier acusación demostrar la intencionalidad, que es el umbral legal del genocidio: "En derecho internacional es muy difícil demostrar la intencionalidad. Pero, obviamente, tanto desde el punto de vista jurídico como fáctico y emocional, el traslado de niños tiene una importancia aún mayor porque tiene como objetivo alterar la composición demográfica o puede tener como objetivo alterar la composición demográfica de una región".
Muchos de los menores han sido trasladados a la región de Moscú, donde, bajo los auspicios de su gobernador, Andrey Vorobyov, 30 escuelas ofrecen ya programas de formación especializada para quienes estén dispuestos a acoger a niños del Donbás y ofrecen una línea telefónica específica para sus preguntas. Hay una compensación económica por cada niño que acogen y, a menudo, estas familias tienen otros hijos biológicos y de acogida, siguiendo el ejemplo de la propia Lvova-Belova, que tiene cinco hijos biológicos, cuatro de acogida y la tutela de 13 niños discapacitados.
La capital ha sido una especie de campo de pruebas para un plan más amplio que ahora incluye las regiones más remotas del país, algunas hasta en Siberia. "Hay niños que han acabado en Vladivostok y que son ucranianos", afirma Bill Van Esveld, Director Asociado de Derechos del Niño de Human Rights Watch, una ONG que lleva meses estudiando el asunto. "Rusia cambió sus leyes en mayo para permitir que estos niños obtuvieran la nacionalidad rusa. Y la razón por la que querían eso era para que estos niños pudieran entonces no sólo ser puestos bajo tutela o en régimen de acogida, sino plenamente adoptados por familias rusas, acogidos en familias rusas. Y eso ha ocurrido en cientos de casos".
234 niños fueron traidos en tres aviones del Ministerio de Defensa desde la región del Donbás en octubre.
234 niños fueron traidos en tres aviones del Ministerio de Defensa desde la región del Donbás en octubre.
El grupo de "huérfanos" del Donbás incluía 53 bebés.
Foster parents from Volgograd, Leningrad, Novosibirsk and Tyumen were already waiting for 76 children from Luhansk
"Niños del Donbás", como se les describió, fueron invitados a asistir a un acto de Año Nuevo en Bielorrusia, en presencia del presidente Aleksandr Lukashenko, firme aliado de Putin. Y el jefe de la república de Chechenia, Ramzan Kadyrov, publicó recientemente en su cuenta de Telegram que unos 200 "adolescentes difíciles de varias regiones de Rusia, incluidas las Repúblicas Populares de Luhansk y Donetsk" se alojaban en la región para recibir "educación patriótico-militar".
Una vez en el sistema, los niños son escolarizados inmediatamente y comienza el proceso de asimilación a la sociedad rusa. "Es una gran incógnita qué tipo de entorno rodeará a estos niños. Incluso si imaginamos que estos niños encuentran unos padres, una familia que se preocupa por ellos", dice Oleksandra Romantsova, directora del Centro de Libertades Civiles y Premio Nobel de la Paz.
"Pero aun así estos padres estarán dentro de la Federación Rusa, donde no tienen ninguna protección por la ley, no tienen juicios justos, no tienen un sistema educativo equilibrado. Todos estos niños oirán que Ucrania es un Estado fascista. Así que se produce esta desconexión con la cultura ucraniana, desconexión con la identidad ucraniana de estos niños".
LAS TÁCTICAS
Hay tres categorías de niños que son llevados, a veces por docenas, a la red de un sistema burocrático ruso respaldado por la infraestructura, el dinero y el pleno apoyo de un presidente deseoso de contrarrestar la sombría realidad del reclutamiento y las muertes en su guerra con historias entrañables de niños y niñas sonrientes que ha rescatado.
1.- Niños de instituciones de acogida estatales ucranianas
"¡Bienvenidos a Moscú! Vamos". Un día de septiembre, de pie, en el pasillo de un avión del Ministerio de Defensa ruso, Lvova-Belova sonríe mientras indica a 125 niños, al parecer de Donetsk, que desembarquen en la capital rusa.
En su mensaje de Telegram para celebrar el traslado, Lvova-Belova cuenta la historia de Ira, de Mariúpol, una de las ciudades más castigadas por los ataques rusos en la guerra.
Desde el verano, Ira vive con una familia en Ryazan, a unas cuatro horas en coche de Moscú, y hoy corre hacia su hermana de tres años, traída en el avión para reunirse con él. Los demás niños de este grupo, el mayor trasladado "en los últimos tiempos", según Lvova-Belova, viajarán en pequeños grupos a 13 regiones distintas del país.
Este es solo un ejemplo de los numerosos vídeos propagandísticos que hay en Telegram, YouTube y otros canales oficiales gestionados por organismos públicos rusos, que ilustran un flujo constante de niños de Ucrania a Rusia.
Una simple suma de las cifras citadas en estos relatos demuestra que al menos cientos de niños que vivían bajo tutela estatal en instituciones ucranianas han sido llevados por Lvova-Belova, algunos de ellos literalmente de la mano, a territorio ruso.
El modus operandi es sencillo, pero eficaz: después de que los soldados rusos ocupen una zona, una nueva administración local se hace cargo de la gestión de los servicios sociales, incluidos los orfanatos y los internados. Lo que Lvova-Belova denomina el "algoritmo unificado" de los muchos servicios diferentes del Estado omnipotente acelera el proceso para colocar a los niños en familias y darles la ciudadanía rusa. Los niños se inscriben en la base de datos nacional rusa de huérfanos y niños privados del cuidado de sus padres.
En el sitio web usynovite.ru figuran como disponibles niños de Crimea y también de las "cuatro nuevas regiones" de Donetsk, Luhansk, Jersón y Zaporiyia, anexionadas ilegalmente por Moscú en septiembre de 2022.
Una simple búsqueda de niños de Crimea arroja 144 resultados, aunque hasta la fecha los niños de los territorios recién ocupados no figuran en el sitio.
La agencia de adopción se autodenomina "organización autónoma sin ánimo de lucro" que trabaja con el apoyo y el reconocimiento del Ministerio de Educación ruso.
Antes de la invasión de febrero de 2022, Ucrania tenía la mayor tasa de institucionalización infantil de Europa, según datos de la Unión Europea y UNICEF analizados por Reuters. Más de 100.000 niños, la mitad de ellos con algún grado de discapacidad, vivían a tiempo parcial o completo en más de 700 instituciones denominadas "orfanatos" o "internados". Hasta 95.000 fueron trasladados apresuradamente dentro del sistema o devueltos a sus padres y otros tutores legales antes de que Putin pusiera en marcha su "operación militar especial", lo que hace más difícil rastrear su paradero en la actualidad. "Ha habido muchos informes que citan el número de niños sacados de instituciones que no se contabilizan por encima de 2.000", dice Van Esveld, de HRW. "Muchos fueron enviados a casa dentro de Ucrania. Algunos fueron evacuados a otros países europeos. Pero ¿cuántos se llevó Rusia? No tenemos la cifra exacta. Esto debería ser una prioridad".
El Centro Regional Ucraniano para los Derechos Humanos, junto con el Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio, con sede en Estados Unidos, han presentado un informe ante la Corte Penal Internacional en la que acusan directamente a Maria Lvova-Belova de "acciones que tienen elementos del delito de genocidio".
Kateryna Rashevska, una de las abogadas que ha participado en la investigación y redacción del informe, afirma que han documentado al menos 400 casos de traslado forzoso de niños a familias rusas.
"En el óblast de Tula, el gobernador ha puesto en marcha un sistema especial de beneficios para las familias que adoptan niños del Donbás. Y también en la región de Moscú hemos documentado algunos casos de este estímulo especial, beneficios especiales para las familias que adoptan niños del Donbás. Recibieron muchos regalos, por ejemplo una casa nueva".
2.- Niños separados de sus padres durante la guerra: los heridos, los recién huérfanos, los separados de sus familias en campos de filtración
Cuando empezaron a llover obuses en Mariúpol, hace poco menos de un año, Oleksander fue alcanzado por metralla bajo el ojo mientras corría a buscar a su hermana a casa de un vecino. Su madre, Snizhana Kozlova, lo llevó a la planta de Ilyich Iron & Steel Works, a un improvisado hospital militar levantado durante los primeros días de la guerra. "Los médicos me lavaron la herida y, cuando nuestros soldados se quedaron sin munición, los rusos rodearon la fábrica de Ilyich y les ordenaron rendirse", relató en Davos, acompañado por la defensora del pueblo ucraniana Herasymchuk y presentado como prueba viviente del traslado de niños organizado por los rusos.
"Nos subieron a camiones KAMAZ y nos llevaron al campo de filtración (en Bezimenne). Allí interrogaron a mi madre y luego dijeron que mi madre no había pasado el proceso de selección y que me separarían de ella. Ni siquiera nos permitieron despedirnos". Oleksander acabó en el Centro Regional de Traumatología de Donetsk para recibir atención médica. "Allí me miraron el ojo, no me operaron. Entonces, les dije a los rusos que tenía una abuela y que sabía su número. Y me dijeron: 'Pero nadie te necesita. Tendrás una nueva familia”.
Mientras tanto, Liudmyla Siryk, abuela de Oleksander, buscaba desesperadamente noticias de su hija y su nieto, que habían desaparecido de Mariúpol. Consiguió ponerse en contacto con él, gracias a una publicación de Facebook en la que aparecía Oleksander y un pie de foto en el que decía que estaba buscando a su abuela. Liudmyla pidió ayuda a las autoridades, reunió documentos y se preparó para un largo y peligroso viaje a Donetsk. "Es mío. Es huérfano de padre y ella (la madre de Oleksander) se ha ido. ¿Qué podía hacer? Iré, dije. Bajo las balas, pero iré. ¿Qué puedo hacer? Me está esperando". Tras viajar por Polonia, Lituania, Letonia, Rusia y la región ocupada de Donetsk, encontró a Oleksander y lo llevó a Pryluky, en la región de Chernihiv, en territorio controlado por Ucrania. La última información que tienen sobre la madre del niño data de finales del verano pasado, cuando supieron que estaba retenida en un centro de Taganrog. No saben si sigue viva, pero aún tienen esperanzas. "Sí, estoy esperando a mi madre y creo que volverá y quiero que sea lo antes posible", dice Oleksander.
Hay muchos otros informes de niños separados de sus padres en campos de filtración, puestos de control especiales que los militares rusos establecen tras ocupar una zona. Allí examinan los antecedentes de la población local y envían a quienes consideran sospechosos a centros de detención como la tristemente célebre prisión de Olenivka, en Donetsk, donde prisioneros de guerra y otros ciudadanos ucranianos han sido supuestamente torturados y asesinados.
Otros adultos simplemente mueren bajo los impactos de los misiles, dejando atrás a sus descendientes en ciudades semidestruidas rodeados de frentes de batalla y sin acceso a otros familiares. A principios de enero de 2023, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos calcula que casi 7.000 civiles han muerto en la guerra de Ucrania, y otros 11.000 han resultado heridos.
3. Niños enviados voluntariamente a campamentos de verano
La ciudad de Kozacha Lopan, cerca de Járkov, fue una de las primeras en caer en manos rusas cuando empezó la guerra. Tras la toma del poder, el nuevo ayuntamiento ruso empezó a promover campamentos de verano para jóvenes en la región del Mar Negro. Cuando Tatyana Glagola vio el anuncio en un periódico, pensó que podría ser una forma de alejar a su hija Polina, de nueve años, de las miserias de la guerra y de los constantes bombardeos. "En nuestra calle murió una mujer y también un niño. Pensamos que estábamos haciendo lo correcto", dijo. "Aceptamos (la oferta) para que nuestra hija pudiera estar a salvo".
A finales de agosto, Polina, su vecina Karina y otros 12 niños del pueblo subieron a un autobús para ir al campamento de verano, que debía terminar a mediados de septiembre. Los padres de ambas niñas afirman que les pidieron los certificados de nacimiento originales de las menores y que nunca les dieron la dirección exacta del campamento, ni siquiera un número de teléfono. Cuando las fuerzas ucranianas recuperaron la ciudad en septiembre, la frontera con Rusia se cerró y sus hijas no regresaron en la fecha prevista. "Sé que dan papeles a las familias ucranianas para que puedan quedarse en Rusia", Natalia, la madre de Karina, tenía miedo de ir a buscarla. "Les dicen que Ucrania ya no los quiere, les ofrecen alojamiento. Si voy, sé que no podré volver con mi hija", dijo.
Cuando las fuerzas ucranianas recuperaron la ciudad en septiembre, la frontera con Rusia se cerró y sus hijas no regresaron en la fecha prevista. "Sé que dan papeles a las familias ucranianas para que puedan quedarse en Rusia", Natalia, la madre de Karina, tenía miedo de ir a buscarla. "Les dicen que Ucrania ya no los quiere, les ofrecen alojamiento. Si voy, sé que no podré volver con mi hija", dijo.
Bill Van Esveld, Director Adjunto de Derechos del Niño de Human Rights Watch, escuchó historias como ésta sobre docenas de niños cuando investigaba en Kharkiv. Padres que enviaron a sus hijos e hijas lejos pensando que sería un respiro temporal de los bombardeos.
"Mientras tanto, Ucrania lanza su exitosa contraofensiva que libera todas las zonas de las que procedían los niños. Y ahora las autoridades rusas dicen que los niños no pueden volver. ¿Por qué no pueden volver? ¿Por qué no pueden devolver a esos niños a las autoridades ucranianas?"
Natalia, Karina y otros niños de Kozacha Lopan lograron finalmente volver con sus familias, pero otros niños de todo el país siguen en paradero desconocido. Gracias a la mediación de ONG ucranianas e internacionales y a una red de voluntarios y donantes, tras un largo proceso y un peligroso viaje, algunos niños han sido devueltos por las autoridades rusas a la custodia de sus padres ucranianos, siempre que pudieran recogerlos en persona, dentro del territorio ruso. Estas liberaciones requirieron complejas y discretas negociaciones en las que participaron ambas partes
"No es sistemático, no es público. Es imposible hablar de ello públicamente", afirma la Premio Nobel de la Paz Romantsova.
"Es sobre todo una cuestión humanitaria. Tenemos grupos con abogados que nos apoyan abiertamente en la cuestión de los presos, lo hacen abiertamente. Pero también hay mucha gente corriente que quiere apoyar, pero entienden que la Federación Rusa les castigará por ello. Por eso, nunca lo hacen abiertamente. No es una ONG oficial ni nada parecido. Es imposible que exista una ONG oficial que haga algo así".
En las últimas semanas, la maquinaria de la justicia internacional está empezando a ponerse al día con el caso de estos jóvenes ucranianos transportados a Rusia. "Nunca en la historia ha habido una respuesta legal tan masiva a la actividad criminal internacional como la que estamos viendo hoy en Ucrania", afirma Reed Brody, citando los numerosos procedimientos abiertos.
"La justicia ucraniana ha abierto decenas de miles de causas por crímenes de guerra. La Corte Penal Internacional ha iniciado lo que dice ser su mayor investigación sobre crímenes en Ucrania. También hay al menos otros 14 países que han abierto investigaciones basadas en la jurisdicción universal o porque sus ciudadanos fueron o fueron presuntamente víctimas en Ucrania. Tenemos países de todo el mundo que están enviando expertos jurídicos a Ucrania. Así que no hay falta de investigación, no hay falta de jurisdicción para los crímenes, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en Ucrania". Y el objetivo de algunos de esos casos son los dos cerebros detrás de la deportación sistemática de menores de Ucrania: Putin y su defensora del menor. "Cualquier procesamiento relacionado con el traslado forzoso de niños no sería contra los empleados de un asilo infantil. Sería contra los arquitectos de esta política, personas como Maria Lvova-Belova, quizás, al menos bajo la teoría de la responsabilidad de mando. Alguien como el propio Vladimir Putin".
Mientras tanto, y con la guerra aún haciendo estragos sobre el terreno, las autoridades ucranianas buscan la ayuda de organizaciones internacionales y gobiernos extranjeros para que medien en el regreso de sus niños desaparecidos. "Sin la mediación de un tercer país o de una estructura relevante como el Comité Internacional de la Cruz Roja o quizás estructuras relevantes de la Unión Europea o de la ONU, será mucho más difícil lograr resultados", afirma la defensora del pueblo ucraniana Herasymchuk. "Hacemos un llamamiento a toda la comunidad mundial para que se una a nuestra lucha por cada uno de nuestros bebés, por cada uno de nuestros niños, por cada uno de nuestros adolescentes, ya que ellos son el futuro de todos los países, incluida Ucrania."